Cuando España reocupó Florida en 1784, la colonia contaba solamente con cinco familias oriundas de España, el resto eran de Escocia, Inglaterra, Irlanda, Suiza, Francia, Turquía, Italia, Córcega, Grecia, Las Baleares, Estados Unidos, África e India.

No obstante, nuevas familias españolas llegaron a la colonia, adaptándose rápidamente a las costumbres de los Borbones (la familia reinante en España) que se enfocaba más en la distinción social que en el color de la piel.

Que una persona tuviese antepasados africanos, no era tan importante, como que tuviese condición de hidalgo. Solo los hidalgos de "pura sangre" (limpieza de sangre), que no fuesen descendientes de musulmanes o judíos podían desempeñar cargos oficiales. Originalmente, esto fue parte del esfuerzo español, de liberar al país de los invasores moros. Sin embargo para 1780 "pureza de sangre" quería decir que una persona poseía un certificado emitido por la iglesia ó una excepción (cédula de gracias al sacar) emitida por la Corona.

Los floridanos españoles pronto comenzaron a interpretar la "pureza de sangre" como sinónimo de distinción social. El Rey Carlos III (1759-1788) decretó que los matrimonios entre hidalgos y personas de raza mixta requerían un permiso real. Más adelante se les concedió a los gobernadores el poder de conceder estos permisos. Desde entonces los matrimonios comenzaron a darle oportunidad a los gobernadores de resolver situaciones sociales inciertas.

En varias ocasiones, el gobernador de Florida, concedió la categoría de hidalgo a hijos de padres de clase distinguida aunque sus madres fuesen descendientes de afro-europeos. En Luisiana y Carolina del Sur no se acostumbraba por cortesía hablar de alguien que tuviese algo de sangre africana. En Florida, por el contrario, la concesión oficial de "blancos" a una familia de raza mixta, era motivo de celebración pública.

La esclavitud también difería. Las leyes españolas consideraban la esclavitud como un contrato laboral entre personas iguales. Los esclavos españoles que eran maltratados podían demandar a sus dueños y estos a su vez no podían hacer trabajar a sus esclavos los domingos ni los días festivos. Los matrimonios entre esclavos eran fomentados y protegidos. El núcleo familiar no se podía separar. El comprador de un esclavo tenía que comprar la familia completa. Los esclavos tenían que ser debidamente alimentados y vestidos y a los hijos había que enseñarles lectura, escritura y aritmética. Por la doctrina de "coartación" cualquier esclavo que adquiría un préstamo por el cinco por ciento de su propio valor, tenía que ser liberado, con la obligación de pagar gradualmente el balance a su antiguo dueño.

En poco tiempo los gobernantes españoles trataron de crear una sociedad de clases sociales según la distinción heredada, lo cual lograron en 1821. Ellos no conectaron la clase social con la pureza de sangre europea, creando una sociedad abierta y culturalmente diversa. Ambos resultados fueron rechazados por los angloamericanos recién llegados.