By Saundra Amrhein
Imagínese que cae en picada de espalda a través de un conducto oscuro llevado por el agua y la gravedad hasta que —¡cataplún!— se sumerge en una piscina, con ganas de volver a empezar. Es una experiencia común y corriente en Sun-N-Fun Lagoon.
En la carrera de ascenso por las escaleras hasta la parte superior de los toboganes de agua, están las madres indecisas, los adolescentes conversando a gritos, los emocionados preadolescentes empapados de agua y corriendo sobre la punta de sus pies descalzos. Pero allí también encontramos a William Grant, de 41 años de edad.
Tras dejar a sus dos hijos al cuidado de su esposa en la piscina para niños del parque acuático Sun-N-Fun Lagoon, cerca de Naples, en la región suroeste de la Florida, Grant se hace niño también y repite el circuito una y otra vez, subiendo los 38 pies de altura por las escaleras y bajándolos por los toboganes y, ahora, aconsejando a dos adultos principiantes —uno de los cuales le teme a las alturas— sobre las cualidades de cada tobogán.
“Dos toboganes son completamente cerrados”, les explica. “El tercero es completamente abierto, el cuarto tiene tramos abiertos y cerrados y en el quinto, hay que lanzarse montado en un flotador grande”. Apenas ha terminado Grant su resumen mientras sube las escaleras cuando un salvavidas grita “¡Adelante!”.
¡Zas! En uno de los toboganes, una cortina de agua le recibe a la entrada del conducto y, después, solo queda desplomarse en la oscuridad con los pies contra una película de agua que, ayudada por la gravedad, lleva el cuerpo postrado directamente hacia abajo mientras los pulmones se llenan de aire que entra a toda velocidad en inhalaciones cortas... a menos que, como muchas otras personas, vaya usted gritando.
Y luego doblar para allá, para acá, para allá, para acá y otra vez para allá sin advertencia alguna, ya que no puede ver nada hasta que ¡cataplún¡ El agua entra a borbotones por la nariz a medida que la fuerza de la caída lo sumerge varios metros en el agua de la piscina al final del tobogán. De alguna manera consigue ponerse de pie y, al igual que Grant, ya está usted enganchado. Tiene que volver a subir las escaleras para hacerlo todo de nuevo.
El segundo tobogán ofrece una experiencia parecida; el tercero y el cuarto, una zambullida; el quinto, llamado Sea Lion, exige un flotador que lo sacude en su descenso por el tobogán para entregarlo finalmente a un apacible río que serpentea lentamente por el parque, bajo cubos que arrojan agua a su paso.
“Estábamos buscando hacer algo diferente”, explica Grant, ya de vuelta en las sillas de playa con su esposa, Alice, de 42 años, su hija de 4 años y su hijo de 9 meses. De regreso a la ciudad, tras visitar a los padres de Alice en Atlanta, la familia volvió al parque después de haberlo encontrado durante sus vacaciones en Florida en un viaje anterior, el único parque acuático del condado.
Además de los toboganes de agua y el río apacible —que oficialmente se llama Sunny’s River y recorre en total de 1,250 pies— está Family Falls, una piscina de cuatro pies de profundidad con cascadas en el centro; Turtle Cove, una piscina tipo parque infantil para niños de 5 a 12 años de edad, que tiene pistolas de agua, nenúfares flotantes y una cuerda de malla por arriba para una carrera de obstáculos; la piscina Tadpole Pool para niños de 1 a 2 años; y la piscina Dolphin Dive and Lap Pool, que tiene un trampolín y carriles para adultos. Enfrente del puesto de comida hay también un parque infantil tipo splash con fuentes que disparan agua desde el pavimento.
“Le encantaron esas fuentes”, comenta Grant respecto a su pequeño de 9 meses. Ya habían ido a los restaurantes locales y la playa, pero el parque acuático les ofreció una manera muy refrescante de mojarse y vencer al calor, un buen cambio de rutina respecto a la costa.
“Una se cansa un poco de tanta arena por todos lados”, comenta Alice Grant acerca de la playa.
Cerca, en Turtle Cove, los niños y los adolescentes esperan en cola para intentar el exigente salto por los nenúfares flotantes sin caer al agua. La mayoría no corre con suerte y cae estrepitosamente, algunos mientras tratan de atravesar a toda velocidad hasta que resbalan, se elevan por los aires y se desploman en el agua. Otros se tambalean, pierden el equilibrio y caen.
Pero hay una pequeña muy decidida que tiene un plan. Chloe Spagnoli, de 6 años de edad, flota de un nenúfar al siguiente y, aunque se cae, se sube al siguiente y al siguiente hasta llegar al otro lado de la piscina, incluso mientras su papá, Bill Spagnoli, le dispara con una pistola de agua para distraerla.
“¡Que malo eres!”, Beverly Spagnoli, madre de Bill y abuela de Chloe, le dice a su hijo entre risas. “¡Tanto esfuerzo que ha hecho la niña!”.
Bill Spagnoli y Chloe viven en California y están aquí de visita.
“Nos pareció que sería una experiencia estupenda para ella”, señala Beverly Spagnoli.
“A Chloe le encantaron los toboganes”, destaca Bill Spagnoli. Pero también le encantó el desafío de los nenúfares en el agua, cuya cola volvió a hacer una y otra vez. Al día siguiente, tienen pensado visitar el museo para niños contiguo al parque. Pero por el momento, Chloe sigue bañándose de sol y agua.
“Estábamos intentando pasar el mayor tiempo posible en actividades al aire libre, porque a ella le emocionan mucho”, añade Bill Spagnoli. “Esto es justo lo que necesita esta zona”.
Direcciones Para Llegar a Sun-N-Fun Lagoon
Si usted esta buscando una alternativa a Universal Studios de Orlando. El parque acuático Sun-N-Fun Lagoon está en 15000 Livingston Road, dentro del parque regional North Collier Regional Park, cerca de Naples. En la carretera interestatal 75, tome la salida a la calle Immokalee Road y diríjase al oeste; gire hacia el sur (izquierda) en la calle Livingston Road, y encontrará el parque a su izquierda. El estacionamiento es gratuito. El parque cierra durante ciertos meses del invierno, y el horario varía a lo largo del año.