Hacer kayak en las vías acuáticas y el mar en Florida ofrece la oportunidad de ver la vida salvaje y una panorámica de la práctica de este deporte en el Estado del Sol.
Hace unos 15 años, en la orilla del río Chattooga, vi a una menuda mujer practicar kayak por los traicioneros rápidos, con gran estilo y sin volcarse. Me moría de las ganas de hacerlo. Bueno, hasta que un instructor mencionó de pasada que primero había que aprender a “rodar”, es decir, dar una vuelta de 380 grados que te sumerge en el agua mientras estás adentro del bote, algo así como lo que haría un pato embriagado.
En vista de que soy torpe al máximo y que mis nervios no son exactamente de acero, me visualicé de patas arriba en aquel río helado. En ese momento de lucidez, decidí que montar en kayak era algo similar a una tortura china.
No fue hasta que me mudé a la soleada Florida, donde el agua generalmente se mantiene tibia y donde hay pocos rápidos, que comencé a reevaluar la posibilidad de montar en kayak. También me di cuenta de que una de las grandes ventajas que ofrece es que te permite explorar cualquier área del estado. Voy a dejar mi orgullo a un lado mientras lo practico segura de saber que si logro dominar Kayaking nivel 1 sin irme por la borda, nada me va a pasar.
Un buen consejo
Nuestra excursión comenzó en el extremo norte de Amelia Island, en la playa Fernandina. Mi esposo James y yo conducimos unos 25 minutos hacia el sur al parque estatal Little Talbot Island, donde está Kayak Amelia.
Antes de subir al kayak, el dueño, Ray Hechka, que casi parece el hermano gemelo de Grizzly Adams, muy jovialmente le enseña a nuestro grupo de 12 personas cómo agarrar los remos, moverlos y usar los protectores que nos protegen de que el agua nos ensope.
Con el kayak todavía en tierra, nos montamos en él y Ray nos explica cómo ajustar los estribos de los pies. Una vez en el agua, veo que son tan cruciales como los estribos de una montura, ya que la presión que haces con el pie ayuda a guiar el kayak. Después que echamos el kayak al agua, Ray los mueve para familiarizarnos con la estabilidad del bote. Una buena señal: logro mantenerme a flote.
Remamos por la marisma del borde mientras escuchábamos a Ray hablar de la vegetación y de los pájaros y sobre una antigua casa en una plantación que se podía apreciar en la orilla distante del otro lado del riachuelo Simpson Creek. Una hora después paramos en una pequeña orilla cubierta de arena, nadamos un poco y conversamos con los demás del grupo. Ray nos ofrece unas gigantescas galletas con chispas de chocolate, ¡cada una suficiente para alimentar a una familia de cinco! Quién se va a preocupar de las calorías. En este punto de nuestro trayecto, Simpson Creek se ha fusionado con el río Fort George y el viento y la corriente se han acentuado.
Nuestro destino es una rampa de botes que hay justo antes de la ensenada Fort George, donde el río desemboca en el océano. Cruzamos el canal sin ningún problema pero al llegar a la otra orilla siento que no puedo detenerme. El viento me empuja hacia los bancos de arena y cada vez veo más lejos el resto del grupo, que va en dirección de la rampa. Estoy molesta. Pero gracias al consejo de un pescador en el banco de arena a quien le ha causado gracia mi aprieto, y gracias a mi determinación de no desistir, me reanimo. Llego a la rampa de botes a tiempo para unirme al grupo.
Coldwater Creek, cerca de Milton
Alrededor de 15 millas al norte de Milton por un camino de dos vías está Adventures Unlimited, una tienda donde vamos a alquiler el equipo para nuestro primer viaje sin guía en un kayak.
Veo que esta tienda remota de madera ofrece una excursión de siete millas por el riachuelo Coldwater Creek y me anoto. (Adventures Unlimited también organiza excursiones por el río Blackwater con el que Coldwater Creek se entronca.) Un joven que trabaja en el campamento nos lleva en auto río arriba al lugar del que vamos a salir, baja los kayaks y nos da algunos puntos de referencia. Nos desea que pasemos un buen rato y se va. Eso es todo lo que deseamos.
Rápidamente nos damos cuenta que las orillas de Coldwater Creek siempre están a mano. Rara vez, o nunca, es el agua profunda. La cristalina agua del manantial te permite ver el fondo y una corriente constante significa que nunca tendrás que esforzarte mucho en el trayecto río abajo.
No quiere decir que no sea un reto. Pero los kayaks de agua dulce son más cortos que los de Kayak Amelia y por lo tanto más fáciles de maniobrar. Le saco partido a esto y con la ayuda de la imaginación pretendo que las pequeñas olas son rápidos que por fin he conquistado y que los tocos de troncos sumergidos en el agua son rocas que necesito evitar. Bromas aparte, los pequeños obstáculos hacen que sea un gran lugar para montar en kayak en agua dulce, sin necesitar aprender a “rodar”.
A la luz de la luna en Vero Beach
Ya cómodos en el manejo de estos botes estrechos y poco profundos, nos encaminamos a Kayaks, etc. (ahora Florida Outdoor Center) en Vero Beach. En los meses de invierno siempre que hay luna llena, la tienda de kayak ofrece un tentador paquete para hacer un paseo a la luz de la luna por el estuario Indian River Lagoon.
El tour comienza a las 5 de la tarde. Tras un breve curso de repaso agarramos nuestros kayaks y remamos por un canal bordeado de casas lujosas, barcos recreativos y piscinas protegidas por mallas. Una vez en mar abierto, cruzamos el canal y remamos por islas habitadas solo por pequeños animales y aves. Desde un claro entre dos de las islas vemos un castañero en los manglares ocupado en acicalarse sus plumas.
Llegamos a nuestro destino a la puesta del sol. Vemos que hay una fogata en el campamento y percibimos el aroma de bistecs y camarones a la parrilla. El sol desaparecía por el firmamento cuando terminamos la deliciosa cena. Comenzamos nuestra trayectoria de dos millas para regresar a tierra firme alumbrados por unas pequeñas linternas colocadas en el frente del kayak. Lo que era meramente bello se convirtió en algo mágico mientras nuestros kayaks se deslizaban por un espejo de agua oscura.
Los manglares de Sanibel Island
En la reserva natural J.N. “Ding” Darling National Wildlife Refuge de Sanibel Island nos unimos con el grupo de Tarpon Bay Explorers. La reserva es parte del mayor ecosistema de manglares del país y punto de entrada al Great Calusa Blueway, casi 100 millas de vías y pasajes acuáticos claramente marcados.
Nuestro guía, Paul, es el presidente del Audubon Society. Paul teje vívidas narraciones de la historia de las complejas vías acuáticas de Florida y puede identificar las aves que residen y migran por la bahía. Durante la corta distancia que nos tomó remar hasta la entrada del pasaje acuático, vimos un águila americana y un pigargo, una gavia, un buitre indio y un castañero. Vemos un mújol de gran tamaño saltar del agua y a un cangrejo araña que trepa rápidamente por el marcador cubierto de balano.
Como ya a este punto casi soy una kayakista profesional, mi esposo acepta compartir el kayak conmigo. Pero una vez que entramos al estrecho pasaje de agua salada que serpentea por los manglares, dos tripulantes en un kayak resulta un poco complicado. James, sentado atrás, insiste en que él va a guiar y me dice que yo reme recto (muy parecido a nuestros roles cuando viajamos en auto). Pero cuando veo un gajo a tres pies de mi cara (que es con frecuencia), no puedo remediar el tratar de alejarme. Después de los regaños de mi esposo, remo recto pero siempre anuncio: “¡Árbol delante!”
Después de una hora de remar con algunas breves paradas, llegamos al sitio donde debemos dar la vuelta. Paul nos reúne para hacer algunas últimas sugerencias y nos suelta. No solo podemos remar de regreso a nuestras anchas, sino que también podemos quedarnos con los kayaks el resto del día.
Y lo que es mejor, ya que he recobrado mi orgullo y tengo un concepto nuevo sobre lo que es maniobrar un kayak (es relajante y divertido), ¡quiero pasarme el día completo en uno!
Los Everglades de Florida
La realidad es que uno no conoce los Everglades hasta no haber remado por esta reserva natural en un kayak.
El diseño de esta estilizada embarcación te permite llegar a lugares recónditos y recovecos oscuros de esta ciénaga con cipreses que de lo contrario no te sería posible.
Para ver pequeños cocodrilos disputarse un sitio soleado en el banco del canal o a un venado pastar en una pradera de junco no necesitas ser ni Tarzán ni Jane. Ni tan siquiera necesitas tener experiencia como kayakista. Los niños de 10 años pueden hacer la excursión sin ningún peligro, siempre que estén acompañados de sus padres.
Everglades Rentals and Eco Adventures en Everglades City renta equipos y organiza tours guiados. Un kayak puede tener hasta 14 pies de largo y normalmente tiene asientos, y el hecho que sea estrecho hace más fácil navegar a través de los estrechos túneles que se crean en los manglares.
Otras tiendas
Con más de 1,260 millas de costa, 1,700 ríos y riachuelos, 7,700 lagos y más de 700 manantiales, Florida no se queda corta de lugares donde montar en kayak. Aquí mencionamos otras tiendas que los kayakistas pueden visitar.
American Canoe Adventures: Localizada en White Springs por el río Suwannee, donde están los únicos rápidos Clase III de Florida, este negocio alquila kayaks y te lleva hasta el lugar donde vas a echarlo.
Econfina Creek Canoe Livery: Ubicado en Youngstown, esta tienda en el norte de Florida alquila kayaks y ofrece instrucciones y transporte a este precioso riachuelo alimentado por un manantial.
Florida Bay Outfitters: Una tienda en Cayo Largo que ofrece una excursión que combina montar en kayak y practicar snorkel.