La ubicación del fuerte francés es uno de los mayores misterios arqueológicos de Florida. La búsqueda se ha visto obstaculizada en parte porque los creadores del fuerte no querían que se les encontrara.

Cada cierto tiempo —de vez en cuando, incluso, hasta un par de veces al mes— algún visitante de la reserva ecológica Timucuan Ecological and Historic Preserve de Jacksonville se acerca a algún empleado del parque con la tentadora promesa:
"Yo sé dónde está el fuerte”.

El guardaparques Craig Morris ya sabe que no es cierto. La búsqueda de los ruinas del Fuerte Carolina, erigido por los franceses en 1564 y conquistado por los españoles apenas un par de años después, ha dejado perplejos a generaciones de investigadores. Ni los reconocimientos aéreos ni las excavaciones arqueológicas han contribuido significativamente a precisar su ubicación.

El consejo de los serviciales visitantes del parque tampoco ha sido de mucha ayuda.

“Si dedicáramos todo nuestro tiempo a seguir las suposiciones de todos los que creen saber dónde está el Fuerte Carolina, no haríamos otra cosa”, afirma Morris. “Es uno de los mayores misterios arqueológicos de Florida”.

En la actualidad, la reserva contiene una copia del fuerte basada en bosquejos de la estructura del siglo XVI, y se cree que es un modelo a escala 1:3 del original. Está rodeado por senderos de excursionismo y otros lugares históricos notables de la reserva de 46,000 acres (12713 Fort Caroline Road, Jacksonville, 904-641-7155, nps.gov/timu).

Además de la copia del fuerte —que ofrece exposiciones interpretativas que narran la historia de los exploradores y los buscadores de libertad que colonizaron estas tierras— la reserva Timucuan Ecological and Historic Preserve incluye el espacio Theodore Roosevelt Area, que permite conocer cinco distintos ecosistemas de Florida en una misma excursión; el centro Fort George Island Visitor Center, que describe la historia natural y cultural de la isla donde se asienta la reserva; y la hacienda Kingsley Plantation, que contiene la casa hacienda más antigua aún en pie de Florida, así como varias de las cabañas de esclavos originales.

No obstante, lo más destacado sigue siendo el fuerte comúnmente considerado la “Atlántida” de Jacksonville. La búsqueda se ha visto obstaculizada en parte porque los creadores del fuerte no querían que se les encontrara.

“En aquellos tiempos, los cartógrafos que trazaban los mapas no eran necesariamente honestos en cuanto a la localización que hacían del fuerte”, explica John Whitehurst, historiador y arqueólogo de plantilla de la reserva timucuana. “Eran mapas de una nueva masa de tierra, y todos trataban de imponer cierto tipo de dominio. No conviene darle al enemigo la posición exacta de donde uno desembarca”.

Los franceses llegaron primero a la desembocadura del río San Juan en 1562, cuando Jean Ribault dirigió una expedición para explorar la región. Al principio, a Francia le interesaba el continente americano por su competencia con España, la superpotencia de aquellos días. Sin embargo, los intentos por colonizar el continente se intensificaron con la creciente persecución a los protestantes franceses, o hugonotes, y su representante más poderoso —el admirante Gaspard de Coligny— propuso fundar aquí una colonia donde refugiarse.

“Me apasiona la historia de estas personas que llegaron al Fuerte Carolina en busca de libertad”, admite Morris. “Fueron los primeros en cruzar el océano hasta el Nuevo Mundo con el propósito de encontrar algo intangible: libertad de culto y autonomía”.
Ribault regresó a la región en 1565 con provisiones de refuerzo para el fuerte. Sin embargo, cuando los españoles se enteraron de que Ribault volvía al noreste de Florida, Felipe II de España envió al almirante Pedro Menéndez a instalar un puesto en la ciudad que los españoles llamaron San Agustín, nuestra actual Saint Augustine.

Ribault zarpó para atacar a los españoles, pero un huracán causó estragos en su misión, y Menéndez avanzó entre la tormenta y se apoderó del Fuerte Carolina.

“Ese huracán cambió el curso de la historia, literalmente”, destaca Morris.

Para complementar la visita a la reserva timucuana, recomendamos estas paradas:

Parque Estatal Big Talbot Island

En este parque estatal (13802 Pumpkin Hill Road, Jacksonville, 904-696-5980, floridastateparks.org/bigtalbotisland), los restos esqueléticos de robles y cedros se alzan desde la playa para crear un panorama majestuoso e insólito en el sitio llamado Boneyard Beach. La acción de la intemperie y la erosión ha producido este efecto y transformado árboles que en su día crecían cerca del mar en auténticas curiosidades para los playófilos que buscan nuevas vistas.

Los entusiastas de la navegación pueden botar sus naves por el costado norte de la isla para cruzar la salada marisma. Igualmente, los amantes de la naturaleza pueden echar un kayak al agua, en alquiler a través de Kayak Amelia, 888-30-KAYAK (305-2925).

Fernandina Beach

Tras un día de excursión por la naturaleza de este estado, diríjase a la cercana Fernandina Beach, otro escenario del noreste de Florida cuya historia revela la influencia de colonizadores franceses, británicos y españoles.

La ciudad, nombrada en honor del rey Fernando VII de España, se encuentra en la que los españoles llamaron Isla de Santa María, aunque el que ha perdurado es el nombre británico: Amelia Island.

Fernandina Beach, conocida por su sorprendente arquitectura de finales del siglo XIX y su bullicioso distrito histórico, empezó a recibir el debido reconocimiento durante los años del apogeo ferroviario.

Actualmente, la vieja estación ribereña —originariamente, el extremo oriental del primer ferrocarril de Florida— aloja al organismo turístico Amelia Island Tourist Development Council (102 Centre Street, 904-277-0717, ameliaisland.com). Parar en la estación por un mapa de Fernandina Beach es un buen comienzo para su visita al centro de la ciudad.

La calle principal de la ciudad, Centre Street, está bordeada de pujantes boutiques, restaurantes y librerías. Y no olvide las encantadoras transversales numeradas como, por ejemplo, la calle South 3rd Street, donde encontrará establecimientos de comida como Kelley’s Courtyard Cafe (19 South 3rd Street, Fernandina Beach, 904-432-8213, kelleyscourtyardcafe.com). Abierto para almuerzo y cena, el café ofrece un ingenioso menú y un amplio espacio de mesas al aire libre.