By Gary McKechnie

Cuarenta y cinco minutos al sur de Clewiston, existe una nación en el corazón del sur de la Florida. La tribu Seminole de Florida.

Es Big Cypress Reservation, la mayor de seis reservas pertenecientes a la tribu seminola de Florida.

Alejada del circuito turístico, Big Cypress es una extensión de tierra de 82 millas cuadradas donde los amigos se saludan en la tradicional lengua mikasuki y las mujeres preparan “pan frito” y cocinan pez aguja y carne de ciervo directamente sobre el fuego.

Es una tierra que bien vale la pena visitar para aprender sobre su gente y su historia, ya que de las 566 tribus indígenas de Estados Unidos reconocidas por el Estado, los seminolas reivindican una distinción única: son una tribu no conquistada.

Nunca se rindieron, nunca suscribieron un tratado de paz. Retirándose a los Everglades, los seminolas aventajaron y sobrevivieron a una nación cuyo objetivo era reubicarlos en Oklahoma por la fuerza.

Entre los destinos turísticos de Florida, la reserva Seminola de Big Cypress se distingue de todos. Para empezar a comprender a los Florida Seminoles, convendría parar primero en el museo Ah-Tah-Thi-Ki Museum, asociado con el Smithsonian, en el que la historia de la dignamente orgullosa tribu empieza con la conmovedora película We Seminoles (Nosotros, los seminolas) e incluye una exposición realista de cómo cazaban (y eran cazados) y cómo los miembros de la tribu preparaban sus alimentos y confeccionabas sus ropas, cómo viajaban, comerciaban, veneraban y celebraban.

Para enriquecer más el entendimiento, un camino de madera pasa cuidadosamente por un pantano de cipreses, una galería de arte exhibe artesanías invaluables, ancianos seminolas presentan una aldea reconstruida y un centro de investigación preserva reliquias tan maravillosas como desdichadas, por ejemplo, el manifiesto decimonónico de los miembros de la tribu que fueron enviados a Oklahoma.

Dos millas más allá, Billie Swamp Safari, un lugar remoto y curiosamente hermoso, constituye la principal atracción turística de la reserva. Pase por una tiendita de regalos e ingrese en el territorio de los seminolas de Florida. Allí, veloces hidrodeslizadores y altísimos vehículos para pantanos echan atrás en el tiempo hasta un paisaje aparentemente primitivo. En cada visita, guías expertos dan sentido a este mundo relativamente imperturbable explicando detenidamente un universo de helechos y flores, garcetas y garzas, caimanes y ciervos.

Después de la visita guiada, quédese a ver a un valiente seminola luchar contra un caimán o almuerce en el apetitoso Swamp Water Café (si siente que le acompaña la suerte, tiene adjunto un pequeño casino). Si decide quedarse, podrá experimentar una noche de “sueño aventurero” dentro de una tradicional choza chickee. No aptas para cardíacos, las chozas carecen de servicio eléctrico, instalaciones sanitarias y aire acondicionado, pero pasear rodeado de los sonidos y las imágenes de caimanes, búfalos de agua, ciervos y grullas grises en un paisaje natural excepcional es una experiencia auténticamente inolvidable.

Si prefiere algo más confortable, a pocos kilómetros encontrará alojamiento en el complejo turístico Big Cypress RV Resort (800-437-4102 y 863-983-1330), que ofrece cabinas, sitio para acampar en tiendas y aparcamiento con conexión a redes de servicios para casas rodantes.

Toda la vida he admirado el orgullo de los seminolas, pero, al igual que la mayoría de los turistas, lo he hecho a distancia. Ahora he venido a su territorio, donde el museo Ah-Tah-Thi-Ki Museum me ha explicado ingeniosamente su remoto pasado mientras el Billie Swamp Safari reflejaba la historia más reciente de la tribu. A lo largo y ancho de la reserva Big Cypress, es evidente que los aproximadamente 3,800 miembros de la tribu están firmemente comprometidos con la preservación de su cultura y el legado de su pasado. Sin embargo, con la apertura de los hoteles Hard Rock —propiedad de los seminolas— en el 2004 y la tan anunciada adquisición de Hard Rock International en el 2007, la tribu enfrenta el singular desafío de dirigir una nueva era de prosperidad y oportunidad.

Tras recibirme como si fuera un amigo de toda la vida, varios miembros de la tribu seminola tuvieron la gentileza de compartir conmigo lo que piensan de su orgullo, su identidad y la preservación de su cultura. He aqui algunos de los

Testimonios Reales de Seminoles de Florida:

Frank Billie

Clan del viento

Me enorgullece ser seminola porque somos un pueblo con mucho brío. Seguimos conectados con nuestras tradiciones. Eso es todo. Por eso me siento tan orgulloso de ser indio. La mayoría tiene que usar las computadoras para indagar sobre su árbol familiar, pero nuestras familias nos cuentan de dónde venimos y desde hace cuánto. Cuando te sientas a hablar con un anciano, te da esa preparación espiritual que no recibes en ninguna otra parte.

Mondo Tiger

Miembro del Consejo

Clan del viento

Lo que me hace sentir mucho mucho orgullo de ser seminola son mis ancestros. Las privaciones que atravesaron, las enseñanzas que nos dejaron y, sobre todo, la disciplina. Son los ancianos quienes lo hicieron. Tenían muy buen juicio práctico. Muchos no tenemos ese buen juicio práctico. Tenemos educación, pero de poco sirve si no tenemos sabiduría. En mi opinión, estos ancestros lo tenían todo. Ellos son el verdadero pueblo no conquistado. Los verdaderos seminolas.

Noella O’Donnell

Clan de la pantera

Hoy la tribu ha llegado muy lejos. La gente supone que la tribu tiene esta riqueza que podemos simplemente derrochar en esto y aquello, pero no es así. Somos autosuficientes; podemos cuidar de los miembros de la tribu, y poder darles educación es muy importante. El aspecto financiero ha igualado las cosas, y hoy nos sorprende el cambio de actitud: cómo el éxito puede repercutir en la percepción de los demás.

Moses Jumper

Clan de la serpiente

Nada me complacería más que relacionarme con los indios estadounidenses de todo el país. Somos culturas diversas, pero nuestras tradiciones nos hacen quienes somos. Sin embargo, los seminolas somos únicos, porque no hemos sido conquistados. No estamos sujetos a tratados ni obligaciones como sí lo está la mayoría de las tribus indígenas.

Actualmente tenemos más dinero, lo cual nos ofrece muchas formas de preservar nuestro patrimonio cultural. Crecimos con él todos los días, rodeados de nuestros ancianos, pero hoy podemos financiar escuelas en nuestra reserva y enseñar nuestro idioma y nuestras tradiciones, y esto nos beneficia muchísimo. Y quizá algún día tendremos una universidad. En Estados Unidos hay 26 universidades distintas para los indígenas, y si tenemos una universidad, podemos transmitirles nuestro legado, nuestra cultura y otras cosas que debemos enseñarles.

En fin, estas son las cosas que me complacen.

Para más información sobre cómo visitar a los seminolas y otros planes durante sus vacaciones en Florida, visite la página principal del sitio web de los semínolas Big Cypress tourism.