La primera y quizás única historia de un europeo, salvado por una princesa nativa americana, ocurrió casi 80 años antes de la colonización de Jamestown, dando lugar a la leyenda de Pocahontas y John Smith.

Durante la expedición española de 1528 que desembarcó cerca de la bahía de Tampa, uno de los soldados, Juan Ortíz, fue capturado por la tribu nativa de la zona. El jefe de la tribu quería matar a Ortíz, en venganza a los malos tratos que los nativos habían recibido de los españoles. La esposa y las hijas del jefe, abogaron por la vida de Ortíz, haciéndole su esclavo y ordenándole que cuidase del lugar adonde los nativos habían depositado los cuerpos de algunos camaradas muertos, antes de su entierro.

Ortíz se quedó dormido mientras cuidaba los cuerpos y al despertar se dio cuenta que un animal se había llevado el cuerpo de un niño muerto. Aunque Ortíz mató al animal y recuperó el cuerpo del niño, el jefe se enfadó con Ortíz por haberse quedado dormido y lo quería matar. La hija mayor del jefe, esta vez sin la asistencia de su madre y sus hermanas, suplicó a su padre que no matase al español. Preocupada por su seguridad, la misma hija ayudó a Ortíz a escaparse a otra tribu. La expedición de Hernando de Soto lo rescató en 1539.

A diferencia de la historia de Pocahontas y John Smith, varias fuentes históricas dan crédito a la historia de Juan Ortíz. Se especula que lo más probable es que John Smith escuchó la historia de Juan Ortíz quien fue salvado por la hija de un jefe indio apropiándose de la historia para su propia promoción y la de la colonia de Virginia. Una cosa es cierta: la historia es original de Florida.