By Jon Wilson

Es difícil visitar una tierra casi virgen sin pensar que se está viajando en el tiempo. Los indios timucuanos vivieron aquí por siglos. Los exploradores españoles, franceses y británicos llegaron a playas muy parecidas a estas.

Canaveral National Seashore — Es una banda de arena beige que se extiende por 24 millas a lo largo, pero su impacto emocional no se puede medir.

Las primeras impresiones lo podrían desorientar. Pareciera que el tiempo y el espacio se separaran. Esta es una playa en la Florida, pero si mira hacia arriba y abajo se dará cuenta que no hay edificios aglomerados. El zumbido del tráfico casi no se escucha. No hay gente haciendo parasailing, no hay cabañas, mallas de vóleibol o toldos para alquilar. Es probable que no vea a otro ser humano.

En un día tranquilo de primavera, las olas constantes del Atlántico susurran como una cascada de terciopelo. Las olas no poseen ese tronar alertador. Parecen decir, suavemente, “Oye, también somos visitantes. Acabamos de llegar del mar de los Sargazos, Cabo Verde y las Azores. Lisboa es muy linda de noche. ¿Quieren venir?”

Es una imagen romántica que le puede cautivar de manera imprevista.

Así que mantenga ese pensamiento en su cabeza por un momento, que a continuación le contaremos algunas cosas que necesita saber:

La Costa Nacional Cañaveral (Canaveral National Seashore), cerca del Centro Espacial Kennedy, tiene alrededor de 58,000 acres. La costa nacional más larga de la Florida es la cuarta más larga del país. Puede llegar allí por vía de New Smyrna Beach y Titusville. Puede ir de pesca, caminar, pasear en bote, observar la fauna silvestre, tomar el sol al desnudo (en una sección específica de la playa) sin que las autoridades lo molesten, montar a caballo, absorber la historia de la Florida, escuchar charlas sobre la naturaleza e ir de cacería cuando es temporada. Para entrar cuesta $5 por carro y $1 si va a pie.

Se han identificado casi 1,045 tipos de plantas y 310 especies de pájaros. La costa es el hogar de 14 especies de animales que están en la lista federal de animales amenazados o en peligro. Entre ellos están las tortugas de mar, manatíes, águilas americanas, cigüeñas de cabeza pelada, halcones peregrinos, culebras índigos y azulejos.

Estos animales son parte de esta imagen romántica.

Todos lo años, por ejemplo, la costa es testigo del ciclo anual de reproducción de las tortugas de mar.

Las tortugas caguama (loggerheads), laúd (leatherback) y verde llegan a la costa entre mayo y agosto, y sus esfuerzos combinados resultan en miles de nidos cada año. Cada nido puede tener hasta 100 huevos. Saldrán del cascarón en dos meses — asumiendo que los cangrejos, mapaches y la erosión causada por las tormentas no acabarán con ellos. En la noche, en la arena fría, las tortuguitas que hayan sobrevivido se subirán una encima de la otra para salir del nido, luchando por llegar al agua. Si lo consiguen, nadarán hasta el mar de los Sargazos para comer, crecer y posiblemente regresar a la misma orilla que las vio nacer y que las hizo unas fuertes sobrevivientes.

Si tiene suerte, podrá ver a una de estas tortugas —o ver el camino de huellas que dejó a su paso. En los meses de junio y julio se realizan tures para ver nacer a las tortugas. Para más información llame al parque (vea la sección “Si va de visita” al final de este artículo).

Y si tiene aún más suerte, podrá observar un puma yaguarundí. Esta especie de gato salvaje no es nativo de la Florida, pero según cuentan, hay algunos merodeando en el parque. Una foto de este exótico animal está puesta en el centro de información del parque.

Un lugar favorito de los visitantes es un camino de seis millas de largo llamado Black Point Wildlife Drive, una carretera de curvas con paradas para observar los bosques y los pantanos, donde miles de pájaros vuelan libremente, y si se cansan de la intrusión humana, se van. Este camino es parte del Merritt Island National Wildlife Refuge, un refugio natural contiguo a la costa nacional.

Es difícil visitar esta tierra casi virgen sin imaginar que se está viajando en el tiempo: los indios timucuanos, una de las tribus indígenas de la Florida, vivían cerca de estas playas hace varios siglos. Los más pequeños seguramente jugarían en la playa y se reirían al ver a los pájaros playeritos blancos, con sus picos largos como agujas, mojados por las espumosas aguas. Los niños indígenas se entretendrían recogiendo caracoles y vieiras mientras los adultos se preguntarían que serán esos extraños barcos con velas como nubes que se aproximaban por el este. Aquellos nuevos visitantes españoles, franceses y británicos llegaron a playas muy parecidas a estas.

Montículos timucuanos le trasladarán aún más al pasado. Si llega en el momento acertado podrá ver una excavación arqueológica en el Castle Windy, un depósito de conchas y otros artículos que data del 1300 A.D. Otro montículo, Turtle Mound, es de la misma era, y una pasarela de madera lleva a los visitantes a un lugar donde podrán tener una vista panorámica del Atlántico y del lago Mosquito, que durante algunos meses al año hace honor a su nombre. No se olviden de traer repelente de insectos. Algunas partes de otro montículo, llamado Seminole Rest, tienen más de 4,000 años.

Otro dato de historia más reciente incluye el asentamiento del siglo XIX llamado Eldora. Este lugar llegó a ser un pueblo de 200 personas donde se sembraban frutas cítricas, índigo, piña y otros productos agrícolas. La aldea era una parada para los botes a vapor antes de la llegada del ferrocarril. También fue el lugar de una “Casa de Refugiados” para los marineros que sobrevivieron naufragios. La aldea dejó de existir en 1975, pero una casa ha sido restaurada y está abierta al público.

Una sorpresa de esta costa es la posibilidad de asolearse desnudo. Esto se puede hacer en una sección llamada Playalinda Beach. Una ordenanza del condado lo prohíbe, y las autoridades podrían hacer cumplir esta orden, pero no lo hacen. Al contrario, se han puesto letreros informando a los visitantes con ropa que probablemente se encontrarán con “naturistas”.

Si va de visita

Cómo llegar: La costa nacional está en el medio de la costa este de la Florida, entre Daytona Beach y Melbourne. Las autopistas I-95, U.S. 1 y State Road 528 (Bee Line Expressway) están entre las rutas convenientes. El acceso por el norte, New Smyrna Beach, se hace por la carretera Florida A1A. El acceso por el sur, Titusville, se hace por State Road 406/402.

Costo: $5 por vehículo; $1 por peatones.

Playas: No hay áreas designadas para picnic, teléfonos, comida, duchas o agua para beber, así que traiga sus propios víveres, y encargase de recoger y botar su basura apropiadamente. Hay baños portátiles. En algunas playas no hay salvavidas disponibles entre el 30 de mayo y el 1 de septiembre. Las playas ofrecen acceso para personas discapacitadas.

Información: Llame al 321-267-1110 para información sobre la costa nacional y permisos requeridos. Contacte el centro de información New Smyrna al 386-428-3384. Visite la página nps.gov/cana/espanol/index.htm.