En 1513 con la llegada de los españoles a St. Augustine, el nuevo y el viejo mundo se unieron en un proceso de descubrimiento que fue mutuo. Es aquí donde comienza realmente la globalización.

Cuando los navegantes españoles regresaron de sus exploraciones, llegaron a reportar sus observaciones a la habitación más secreta en Sevilla. Ahí mismo, hace 500 años, contornos de un nuevo mundo aparecieron en pergamino y lino. En el Padrón Real (registro real) se desplegó el mapa de un mundo recién descubierto.

Una lengua de tierra al norte de Cuba apareció por primera vez. Justo a tiempo, este mapa reveló que la Florida no era simplemente una isla, si no una prolongación de un gran continente.

¿Donde pertenece entonces la Florida?

La Florida ha sido desde siempre, el estado más meridional de Estados Unidos, así como el más septentrional del Caribe: un puente y puerta de entrada hacia Norteamérica.  Dependiendo del punto de vista —Tallahassee o Miami— la Florida es un estado que ofrece experiencias muy contrastantes.

El acontecimiento más trascendental en la historia de la Florida se produjo en 1513. Esto probablemente implicó a un marinero español o un fraile franciscano que mientras caminaba por la arena, se encontró a un guerrero de la tribu Timucua o a un chamán de los Tequestas. La importancia de 1513 no radica tanto en el llamado “descubrimiento”, —después de todo, los nativos habían residido en esta península desde hace 10,000 años—. La verdadera importancia está en la interacción que se originó y continuó años después.  El nuevo y el viejo mundo se unieron, en lo que historiadores llaman “El Intercambio Colombino”. Cualquier descubrimiento era mutuo.

No solo llegaron otros pueblos desde Europa y Africa, sino también nuevas plantas y animales como: caballos, vacas, cerdos y pollos, así como árboles de trigo, arroz, caña de azúcar y naranja. A su vez, llegaron enfermedades catastróficas de las cuales no existía inmunidad alguna para los nativos.

Al mismo tiempo, las Américas introdujeron papas, tomates, maní y pimientos, maíz, tabaco y chocolate en un nuevo caldero que revolucionó la dieta global moderna.

La globalización no comenzó precisamente en las décadas de los ochenta o noventa; por el contrario, este fenómeno apareció desde el siglo XVI. Una cosecha de trigo fracasada en Castilla, un huracán devastador en La Española y el precio del cuero curado en Córdoba, iniciaron un cambio en la vida de los Floridanos. En Pensacola y St. Augustine, funcionarios reales comían en porcelana china, oraban con rosarios florentinos, bebían en jarras bávaras, leían libros impresos en Amsterdan y disparaban cañones suecos. Los soldados españoles normalmente comían en cerámica india de Guale, elaborada por mujeres Apalachees o Timucuas

La Florida se convirtió en una incubadora y cuna para la creación de nuevas instituciones. 

El historiador Michael Gannon nos recuerda, que fue aquí donde las iglesias, misiones, seminarios, escuelas, bancos, hospitales, ranchos de ganado, cultivos de cítricos y mercados públicos aparecieron por primera vez. Pero que también fue aquí donde se originó la esclavitud, así como la aparición de la primera comunidad negra libre de Estados Unidos, en el Fuerte Mose.

Cuando Bob Martínez  asumió el cargo de gobernador hace 25 años, eruditos de la Florida lo aclamaron como el primer gobernador hispano.  ¡Los historiadores rápidamente notaron que Martínez era el 50mo gobernador hispano!, quien entendió las respuestas históricas que sus precursores habían dado a sus superiores desde lugares lejanos: "¡Obedezco pero no cumplo!".

Es irónico que la mística fuente de la juventud que Ponce de León buscaba, es ahora una realidad, donde vemos como jubilados de Kalamazoo y Kokomo se han trasladado a sitios como Pembroke Pines y Cape Coral, en búsqueda de mejores oportunidades y una mejor calidad de vida. 

Como un faro de libertad y oportunidades, Florida sigue siendo el refugio de centro y sudamericanos atraídos por el sueño americano.

Qué apropiado es que un lugar llamado la “Florida” desde 1513 —colonia, territorio y estado conformado por floridanos de habla hispana— se ha convertido en una estrella polar, para la vida de muchos hispanos en el nuevo milenio. 

Que el futuro de la Florida sea tan brillante y dinámico como fue su extraordinario pasado.

Gary R. Mormino es profesor de historia de la Florida de la Cátedra Frank E. Duckwall en la Universidad de South Florida St. Petersburg.